Las personas invitadas iban entrando a pocos para ir conociendo las diferentes estancias de la oficina. Desde la fachada, pasando por la entrada principal, las distintas oficinas, los phone box, el office y el baño. 

Para algunos era una persona más allí, pero para los que sabían que ese había sido mi diseño, me felicitaron y alegraron por el trabajo tan bonito que había realizado. ¡Estaba muy emocionada!

Uno de los comentarios que más me gustó fue el de una familiar de mi cliente que no solo elogió el buen gusto, y detalle en el diseño de la oficina, si no que fue capaz de transmitirme las sensaciones que ella misma sentía cuando veía y entraba en el local. 

Como sabéis, soy Interiorista emocional, y para mi las sensaciones que un espacio es capaz de producirte lo son todo para mi. En este caso, ella sentía confianza, paz y otras muchas sensaciones que le hicieron conectar con el espacio. Sintió algo más que “es muy bonito” y eso es lo que siempre quiero lograr con cada uno de mis proyectos.

Ver y conocer a todas esas personas, así como escuchar sus palabras de cariño y afecto, me hizo inmensamente feliz. Sin duda, un día para recordar.